Presagios de abril
(Flavio Cruz)
La ventana de mi cuarto se abrió de golpe tras una estrepitosa bocanada de viento, que ingreso en la habitación buscando como extraviada mis sentidos, su impronta anunciaba el atardecer de un jueves plomizo, mientras el viento enredaba en su cuerpo una pila de hojas y papeles que estaban sobre la mesa junto a la ventana, así las tiró, las dejo desparramada por el suelo y luego se perdió sigiloso en el movimiento de un colgante “atrapasueños”, quien esperaba como ansioso sus caricias para sentirse vivo.
Al ver el desorden los insultos me ganaron la voz, mientras una sonrisa los acallaba. Abandone mi estado de sorpresa y me aproxime a levantar los papeles y las hojas del piso (folletos, propagandas, recetas, poesías precoces, números telefónicos, anotaciones), todo absolutamente desordenado.
Con prisa comencé a rejuntar las hojas tratando de que no se perdiera ninguna, busque apilarlas y al intentar acomodarlas descubrí que sobre la mesa había quedado, de todas ellas, solamente un papelito, al acercarme pude ver y reconocerlo, y recordé que lo había escrito hace unos días, con solo tres palabras, "presagios de abril", una conversación había dado a luz esas palabras que me parecieron sugerentes, las había anotado en el papelito y guardado.
Levante el papel, y lo estire un poco ya que tenia las arrugas de haber permanecido largas horas en el bolsillo del pantalón, aguardando este momento para ser redescubierto. Extrañamente quede releyéndolo por un instante, como si mis pensamientos reincidieran en la sugerencia de estas palabras, prometiendo y buscando explicarlas, y como en un eco lejano se repetía y repetía en mi cabeza la frase.
De pronto otra bocanada de aire entro y pude ver y oír como la ventana golpeaba sus hojas en la pared cada vez con mas fuerza, el viento en su andar estremecía mi habitación, y los golpes continuos comenzaban a aturdirme, así que me dirigí a cerrarla.
Al cerrar la ventana apresuradamente, y tras el silencio, apoye mis manos sobre ella como impidiéndole al viento cualquier nuevo atropello, y me quede ahí, quieto por unos segundos, esos segundos que otorga la calma repentina, y comencé a divisar sobre el vidrio de la ventana los cuerpitos cristalinos de las gotas de agua que anunciaban el temporal, y tras el vidrio el jardín me mostraba la melancolía de las flores, también la morera, que en medio del patio se deshojaba con la paciencia del atardecer, mientras sus hojas huérfanas, débiles y susceptibles a la gravedad, o al antojo del duende del aire, se dejaban caer y me conducían la mirada hacia la calle, húmeda, solitaria, fría, y recordé la causa, ya que hace algo mas de una semana, aquel pasado 21 de marzo, había regalado una vez mas el otoño a mi vida.
Y me quede en el nostálgico placer de esa imagen que la ventana me permitía descifrar, mis ojos se comprometieron tanto con lo que veían que parecía detenido en el tiempo, inconsciente de mis sentidos, palpe la vida y la muerte, en una acuarela de colores opacos que gano mis entrañas.
De repente a lo lejos un vehículo acelero y el ruido ensordecedor del motor supo despabilar mis pupilas, comencé a pestañar y mientras seguía observando a través de la ventana, de a poco me fui descubriendo dentro de su cristal y de aquel paisaje, dentro de esa imagen que se filtraba por el vidrio devolviendo la mía, como un fantasma mi reflejo se adecuaba a ese cuadro otoñal, y sentí así que el otoño y las ultimas horas de marzo me invadían el alma, y ame ese instante, ame mis ojos, ame el viento, ame el desorden, ame el jardín, ame el ocaso, y quise expresar esa sensación, quise gritar el éxtasis que me invadía y que entorpecía mis palabras, quise poder definir lo que sentía, reaccione y corrí las hojas de la mesa, busque apresuradamente y tome el papelito que había encontrado sobre la mesa, lo levante, lo puse contra la ventana y ahí encontré al fin el titulo adecuado para aquel extraño sentimiento, para aquel mágico momento, "presagios de abril".
¡Si!, presagios de abril me abrazaron, mientras la luz del día agonizaba sus últimos minutos al horizonte.